Recursos

Aquí puedes descargarte algunos documentos que pueden ser útiles si quieres comenzar un bosque-jardín en tu barrio o aprender más sobre la Tracción Animal , por ejemplo. Todo el matierial está bajo licencia creative commons.





TRACCIÓN ANIMAL

La primera parte del manual que usará la Escuela de Manresa cedido por Alfred García Ferrís, que desde La Longuera ofrece cursos de formación en este campo. Lo acompañamos de un pequeño video de muestra.
Más información en la página de la Asociación Nacional de Tracción Animal

http://anta-laesteva.es 




MANUAL DE TRACCIÓN ANIMAL MODERNA

Justificación
Aunque muy antigua, la tracción animal se mantiene paradójicamente viva en este inicio del siglo XXI, con importancia variable según países o áreas geográficas.

Tengamos en cuenta que, contra lo que nos podría parecer a los habitantes de los países industrializados que asociamos inmediatamente agricultura a mecanización, la mayoría de los agricultores del mundo (casi los dos tercios del total, o sea unos 8oo millones de agricultores) trabajan todavía básicamente a mano. Vienen a continuación los que se ayudan con la utilización de la tracción animal, que son unos 400 millones. Finalmente, los que utilizan la mecanización motorizada, que no llegan al centenar de millones pero que son también los que utilizan más “inputs” (energéticos, químicos y genéticos), los que trabajan las superficies más grandes y los que tienen la productividad y los rendimientos más altos por persona activa. Lo que no quiere decir que ello sea debido exclusivamente a la utilización de la maquinaria motorizada. Como prueba tenemos el ejemplo de los Estados Unidos: las mayores productividades agrícolas en un país tan tecnificado, se dan en las granjas que los Amish trabajan en varios estados, debido a la utilización intensiva, a las rotaciones que practican, a la utilización de herramientas simples pero muy eficientes, a la interacción entre ganadería y agricultura, etc. Recordemos que el trabajo de la tierra y de transporte en las granjas de este colectivo se realizan exclusivamente gracias a la tracción animal.
A lo largo de los siglos la tracción animal se ha revelado como “motor” del progreso agrícola gracias tanto al cultivo de la tierra propiamente dicho como a las ventajas en el transporte de los productos. Ha permitido una mejor eficacia del trabajo del suelo y un incremento en la rapidez de las intervenciones (siembra, transporte, etc.) y en la productividad del trabajo humano. También ha contribuido significativamente a una mejor asociación de agricultura y ganadería aprovechando los estiércoles animales para el mantenimiento (o aumento) de la fertilidad de los suelos y a la alimentación de los animales a partir del sistema de cultivos.

Pero es que, además, esta forma de energía se manifiesta más respetuosa, ahorradora, ecológica, adaptada y flexible a contextos agrícolas, socio-económicos, ecológicos y energéticos que, muy probablemente, van a cambiar drásticamente en el curso de los próximos lustros. La utilización de la energía animal se presenta tanto como una oportunidad esencial para un gran número de agricultores en los países en desarrollo como alternativa interesante para algunos productores del primer mundo.
Como dice el amigo Bernard Dangeard en varios trabajos más que recomendables, la disponibilidad y el precio de las fuentes de energía provenientes del petróleo son elementos que van a pesar cada vez más. En los países en que no existe ayuda gubernamental para abaratar costos, los tractores tienen menos arrogancia, es decir, que únicamente son utilizados para lo esencial y para lo que son difíciles de reemplazar. En los trabajos de tracción pura (trabajo del suelo, transporte de proximidad, atenciones a la granja, etc.….) la energía animal debe ser preferida al tractor por ser energéticamente más eficiente, reservando el tractor para los trabajos específicos que necesitan de toma de fuerza, energía hidráulica o para los transportes a grandes distancias o de grandes tonelajes.

Todo lo comentado hasta ahora, nos podría hacer pensar que se va a generar un vasto movimiento hacia la utilización de la tracción animal. Sin embargo, es bien posible que no avancemos tan rápido, debido seguramente a varias razones. Por un lado:
-culturalmente seguimos asociando el recurso al animal de trabajo con una situación de retraso cultural, de retroceso. Este juicio permanece en nuestro “subconsciente cultural colectivo”
-sociológicamente aquel que utiliza un animal para trabajar, es porque no ha sabido evolucionar o porque ha permanecido prisionero o tributario de una manera de hacer ineficaz y retrógrada.
Por otro:
- la pérdida de ciertos “saber-hacer”, es decir, el no tener la formación suficiente para trabajar con animales, el no saber cómo hacerlo.
- a la no disponibilidad de animales de trabajo,….
-el no disponer de herramienta moderna, adaptada y eficaz.

Cuando todos los agricultores estaban obligados a trabajar con los caballos, mulas, burros, vacas o bueyes según las regiones o costumbres, había quien adquiría maestría en la conducción de sus animales y las técnicas de trabajo asociadas, mientras que otros se limitaban a sufrirlo por falta de aprendizaje, de saber o de gusto.
Esperemos que este manual, así como, sobre todo, la pervivencia de un puñado de profesionales que han construido y mantenido un saber-hacer contra viento y marea, ayude:
- a subsanar algunas de las carencias técnico-prácticas que tengamos.
- contribuya a la dignificación de la “imagen colectiva” que tenemos asociada a la idea de trabajar con animales así como la de las personas que con ellos trabajamos.
- a la vez que nos estimule en nuestros ánimos y proyectos.

¿De dónde nace la idea de este manual?

En todos los cursos o talleres sobre la utilización moderna de la tracción animal que estoy últimamente animando o impartiendo, constato la necesidad por parte de los asistentes de seguir profundizando con solvencia en el tema y de tener un material de consulta, refresco y estímulo para seguir adelante. Por ello me he animado a intentar poner lo que tengo aprendido, practicado o estudiado sobre este tema en algún tipo de soporte (o informático o de papel) para que sirva de ayuda a aquellos que quieren iniciarse o profundizar.
Junto a ello existe otro factor: L’Escola Agrària de Manresa (Barcelona), con la que he colaborado en algunas formaciones sobre el tema que nos ocupa, entró en un proyecto llamado BIOTACC dentro del programa de estudios Leonardo con otros centros de formación agraria de Europa. Como fruto de este proyecto han publicado un manual (sobretodo escrito por los integrantes franceses del proyecto) de gran utilidad, traducido al catalán por el amigo Charles Descombes (profesor de L’Escola Agrària de Manresa) y con colaboraciones de Pau Nieto (Baster, o sea, guarnicionero artesano en Barcelona)
Por el interés que tenía este manual para la gente que quiere introducirse en este mundo, en un principio me puse a traducir este manual al castellano. Posteriormente me di cuenta de que podía enriquecerlo mucho con la experiencia que ya tenemos acumulada tanto por mí como por el amigo Abel Ibáñez sobre el tema, a la vez que situarlo en un contexto agronómico y cultural mucho más cercano al de las personas castellano-parlantes que se interesan sobre este tema.
Todo ello junto fue lo que me animó a “poner la mano al arado y no volver la vista atrás”, para que los surcos con los que abrir este campo fueran lo más rectos, provechosos y sustanciosos para la semilla que queremos sembrar.


Del cómo usar y entender este manual

Vaya por delante que este documento se trata de eso, de un manual que intenta ser práctico, no técnico sino asequible, no exhaustivo pero sí completo.
Así por ejemplo cuando hablo de la alimentación de los animales he renunciado a presentar toda la serie de tablas de nutrientes de los diferentes alimentos y necesidades nutritivas de los diferentes animales a diferentes edades o periodos de trabajo que se pueden encontrar en las publicaciones especializadas de veterinarios o técnicos agrícolas.
Con ello quiero decir que no pretendo sustituir el saber más exhaustivo, técnico o profundo que poseen las personas adecuadas o las publicaciones especializadas.
Por eso recomiendo encarecidamente que, en caso de que decidamos optar por el camino de trabajar con animales, intentemos rodearnos de un buen veterinario, un buen herrador, un buen guarnicionero, un buen herrero fabricante de herramientas, un buen criador, un buen educador de animales, etc., etc. Teniendo esta sabiduría cercana a nosotros, nos va a resultar todo mucho más fácil.
Pero para ello tenemos que “reconstruir” todo el “ecosistema humano” de necesidades y saberes que existía en las zonas rurales cuando la utilización de los animales para el trabajo era el pan nuestro cotidiano. Algo parecido, en cierta medida, a lo que existe hoy en día en torno al mundo de los tractores y el maquinismo: difícilmente podríamos trabajar con ellos si no tuviéramos cerca una gasolinera, un mecánico, alguien que nos arregle los pinchazos, un fabricante de herramientas o aperos, un…
Sirva pues también este manual para “recrear” toda esa sabiduría humana que tiene que ir acompañando el proceso en el que los animales de trabajo vuelvan a tener, desde una visión moderna, respetuosa, práctica y ecológica, el lugar que seguramente vamos a tener que rescatar para ellos.

¿De qué consta este manual?

Este libro está estructurado en varios temarios que abarcan desde lo más básico a lo más completo que es necesario saber para introducirnos en este mundo de la utilización agrícola de la tracción animal con garantías, conocimientos y juicio.
El temario primero comprende todo lo relativo al animal de trabajo, desde su selección, crianza, cuidados, alimentación, alojamientos, etc.
En el temario segundo recogemos lo que es el animal ante el trabajo, es decir, su educación, guarniciones y formas de enganche y trabajo con un solo animal o con varios dispuestos en conjunto.
El tercero muestra las diferentes herramientas, desde lo más sencillo a lo más elaborado, con las que podemos trabajar los diferentes cultivos: hortícolas, viña, extensivos y saca de madera. También algunos modelos de carros agrícolas.
En el cuarto abordamos ya las técnicas concretas de trabajo en cada una de las especialidades posibles.
Finalmente en el quinto hacemos algunas aproximaciones económicas y algunas reflexiones de futuro acerca del trabajo con animales.


TEMARIO PRIMERO:

EL ANIMAL DE TRABAJO


El desafío más importante es el de recrear un vínculo entre los animales de trabajo y la sociedad en su conjunto. Los animales son auxiliares, no esclavos. Los caballos necesitan ejercicio para su bienestar, y hombres y caballos tienen un pasado de colaboración desde hace tiempo. El caballo aprecia la presencia y proximidad de los humanos. Es un animal sociable. Vive en manadas en estado salvaje, pero también en estado doméstico. Solo en su cuadra, se aburre. Aprecia el trabajo y por poco que aquel o aquella que lo conduce sepan comprenderlo y ser atento, es capaz de esfuerzos importantes y sostenidos con una gran atención a lo que hace. El desafío es pues el de hacer sentir y comprender la posibilidad de esa connivencia, de reaprender a vivir juntos de manera de nuevo visible, de volver a una presencia de nuevo normal y bien aceptada”
Bernard Dangeard





La elección de un compañero de trabajo del cual tendremos la responsabilidad 365 días al año durante muchos años no es un tema baladí. Antes de precipitarnos sobre una buena ocasión en internet o sobre un enamoramiento a primera vista, convendrá que nos hagamos algunas preguntas, pues el éxito de los proyectos de tracción animal depende en buena parte de la armonía entre el hombre y el animal.
Algunas definiciones
Caballo (en genérico). Mamífero de la familia de los équidos. Dentro de ellos es el que más talla y temperamento más vivo suele tener. Dentro de esta denominación genérica podemos puntualizar entre:
Semental: Caballo macho, autorizado para la reproducción y dedicado a padre.
Entero: Caballo macho no castrado pero no necesariamente padre.
Capón: macho castrado
Yegua: la hembra del caballo.
Yegua de vientre: yegua que se dedica a la reproducción.
Asno o burro: mamífero de la familia de los équidos, de menor talla que los caballos y con las orejas más largas.
Burra: hembra del burro
Garañón: burro macho que se dedica a cubrir yeguas para producir mulas.
Mula o acémila: es el animal que obtenemos al cruzar caballo-burra o bien burro-yegua. Son por lo tanto híbridos y animales estériles. Los de sexo masculino son mulos (o machos) y las hembras mulas.
Mulo (o macho) romo o burdégano o burreño: el híbrido que pare una burra tras haber sido cubierta por un caballo. Pueden ser machos o hembras pero, normalmente, en genérico se llaman macho romo por ser tradicionalmente más apreciados que las mulas romas.
Mula castellana: el híbrido que pare una yegua tras ser cubierta por un burro garañón. Puede ser macho o hembra pero, normalmente, en genérico se llaman mulas castellanas por ser tradicionalmente más apreciadas que los mulos castellanos
Poni: en sentido estricto, se denomina poni a cualquier caballo de pequeña talla que no supera los 145 cm. de alzada a la cruz.

Entre los bovinos usados para el trabajo en nuestras culturas tradicionales están la vaca (la hembra de la especie), el toro (o macho entero, sin castrar y muy raramente utilizado para el trabajo) y el buey (macho castrado)
Criterios para la elección de un animal de trabajo

Cuando ya hemos tomado la opción de querer trabajar con animales, entonces nos viene la pregunta ¿y qué animal busco?
Uno de los primeros criterios de selección, inevitablemente, va a ser la atracción personal que tengamos hacia uno u otro tipo de estos animales de trabajo. Pero este es un criterio un tanto subjetivo (sin que tenga esto una connotación negativa) que convendrá que apuntalemos con otros un poco más objetivos o técnicos.

Por ejemplo, otros criterios de selección dependerán de:
-de la extensión de tierra que vayamos a trabajar.
-de la textura (suelos pesados vs. suelos ligeros) de esa tierra.
-de los alimentos o superficie de pastos que tengamos para alimentarlos.
-del clima de nuestra zona, o sea, si es caluroso y seco o templado y húmedo.
-del trabajo que queramos hacer con los animales.
-de si los vamos a querer reproducir.

Para ir abriendo boca, veamos cuales son las ventajas y limitaciones de los diferentes équidos de trabajo que se utilizan en nuestras latitudes:

Tipo de animal
Ventajas
Limitaciones
Asnos (Burros)
-Talla manejable.
-Comportamiento, generalmente, tranquilo.
-Buena capacidad para valorizar los forrajes bastos.
-Caminar muy seguro en zonas de montaña o accidentadas.
-Ocupan poco espacio dentro de un invernadero.
-Son sensibles a la humedad.
-Poco polivalentes.
-Fuerza y velocidad del tiro escasas.
Híbridos (Mulos)
-Más activos y potentes que los burros.
-Se desplazan muy bien por terrenos difíciles.
-Ideales para regiones secas por su resistencia sanitaria y por consumir alimentos más groseros que los caballos.
-Son estériles. No podemos reproducirlos entre sí.
-Castración obligatoria de los mulos machos.
-Necesitan una educación y doma muy cuidadosa para dar todo su potencial.
Caballos y yeguas.
-Muy buen rendimiento neto, o sea, trabajo de tracción/gasto energético.
-Muy buena capacidad de tracción.
-Importante velocidad para algunos trabajos.
-Según los individuos, pueden haber animales nerviosos o excitables.
-Necesitan una alimentación más cuidada (selecta) y más agua de bebida que los mulos o los asnos.


Los anteriores criterios vamos a llamarlos genéricos, pues nos ayudan a optar entre una especie u otra de animales de trabajo.
Pero existen otra serie de criterios que vamos a llamar individuales que (idealmente) nos van a ayudar a elegir, dentro de la especie o raza que mejor convenga a nuestras necesidades, el individuo que creamos más apto o acertado. Y estos criterios son:
-el carácter o temperamento y
-la conformación

A los que se acercan por primera vez a este tema de los animales de trabajo y la agricultura, todo esto seguramente “se les hará un mundo”. Será por lo tanto necesaria la paciencia, el ir paso a paso y el dejarse aconsejar por aquellas personas que más saben y nos puedan ayudar.

Vamos a intentar en las páginas siguientes ir aportando las informaciones necesarias para tener algo más claros estos elementos de juicio.

Criterios genéricos de elección de nuestro animal de trabajo

Según la extensión de tierra que queremos trabajar

De forma algo simplista, pero que después iremos afinando, una primera clasificación que relacione el peso y especie animal con las superficies a trabajar podría ser esta:

Superficie a trabajar
Peso de los animales
Tipo o raza de animal
Menos de 1 Ha. de cultivos hortícolas intensivos
De 200 a 400 Kg.
La mayoría de las razas de asnos, caballos pequeños y mulas pequeñas o machos romos
Entre 1 y 4 Ha. de cultivos hortícolas ( Con ayudas puntuales externas de algún tractor u otro animal de un vecino)
De 400 a 600 Kg.
Caballos de tiro medianos y la mayoría de mulas nacidas de este tipo de yeguas.
Más de 4 Ha. Y cultivos extensivos
Preferiblemente ya 2 ó más animales de más de 600 kg. de peso trabajando a par.
Caballos o mulas de razas de tiro.


Si trabajamos con dos animales (idealmente uno junto al otro, aunque también puede ser en reata, es decir, uno detrás del otro), disponemos de una fuerza de tracción superior con lo que podemos aumentar las superficies de trabajo o utilizar herramientas con un ancho de trabajo superior.
Igualmente para el trabajo de extensiones más grandes, deberemos recurrir a la utilización de tiros mayores de, por ejemplo, 3, 4 ó 5 animales.
El trabajo con varios animales supone ciertamente algunas ventajas:
-Potencia de tiro-anchura de trabajo superior.
-Por lo tanto productividad agraria o rendimiento del trabajo también superior.
-Conviven juntos varios animales, lo que corresponde mejor a su carácter gregario.
-Tenemos la posibilidad de separar a los animales para hacer trabajos de precisión o en marcos más estrechos o que requieren menos fuerza de tracción.

Pero también algunos inconvenientes:
-Aumentan los gastos o inversiones en guarniciones, manutención, etc.
-La conducción de un tiro múltiple es algo más compleja, sobretodo hasta que los animales se compenetran bien entre sí. Idealmente, además, conviene que hayan aprendido a trabajar y que sepan hacerlo también por separado.

Y ¿por qué relacionamos el peso de los animales con las superficies de trabajo? Porque la fuerza de tracción de un animal es proporcional a su peso vivo. Por ello, y por otras razones (por ejemplo: por si tenemos que administrarle algún medicamento, los cuales se dosifican en veterinaria en tanto por Kg. de peso vivo) puede ser interesante saber lo que pesa nuestro animal. Si no disponemos de báscula cerca, podemos hacer un cálculo bastante aproximado con las siguientes fórmulas:

- Para los caballos que tienen claramente una conformación de tiro (la fórmula sería algo diferente para los caballos de silla) y ya son adultos (para potros pueden haber variaciones significativas), medimos el perímetro torácico a la altura de la cruz, por detrás de los miembros anteriores.
Peso vivo (kg) = 7,3 PT – 800
PT es el perímetro torácico medido en cm.
Esta fórmula nos da, con una precisión de 25-30 kg, lo que pesa el animal
- Para los burros, tenemos que tomar las dimensiones del perímetro torácico y de la longitud del tronco (según el siguiente dibujo) y llevarlas a la tabla que hay a continuación.
De la textura del suelo que trabajamos.

Sabido es que los suelos que llamamos pesados o fuertes (con un alto contenido en arcillas) necesitan un esfuerzo de tracción superior y mayor cantidad de pasadas de trabajo que los suelos que llamamos sueltos o ligeros (en los que hay una clara predominancia de las arenas)
A tal punto llega esta diferencia que, de las mediciones hechas con dinamómetro en el punto de enganche de los útiles agrícolas mientras trabajan, se llegan a constatar en los suelos arcillosos valores que doblan (en Kg fuerza) a los de los suelos arenosos, por lo que necesitamos disponer de mayor potencia de tracción a través del uso de animales más grandes o de mayor número de ellos.

De los alimentos o superficie de pastos que tengamos para alimentarlos y del clima de nuestra zona, o sea, si es caluroso y seco o templado y húmedo.

Si vivimos en una zona en la que tenemos la posibilidad de tener pastos o forrajes (al menos en verde en una parte del año y henificados en la otra) de una cierta calidad y agua para beber en una cierta abundancia, seguramente nuestras opciones principales se orientan hacia los caballos o vacunos. En la Península Ibérica estas especies animales estaban claramente presentes en toda la cornisa cantábrica con climas templados y húmedos y en los regadíos del resto de la península.
Si vivimos y trabajamos en las zonas continentales de secano, posiblemente nos tendremos que orientar hacia el trabajo con mulos castellanos (de burro garañón con yegua) Es el caso típico de los animales existentes en las grandes extensiones cerealistas del interior peninsular.
En cambio en zonas montañosas o quebradas y secas, la opción ideal será la de burros y mulos romos.

Del trabajo que queramos hacer con los animales
¿Trabajos ligeros de mantenimiento de cultivos y enganche ligero o, por el contrario, también los trabajos de preparación del suelo y tiro más pesado? Por ejemplo, para trabajos ligeros de mantenimiento de cultivos podemos utilizar burros, caballos pequeños o incluso caballos de monta. Pero si, además, queremos hacer todos los trabajos de preparación del suelo y los transportes pesados con nuestros animales, entonces tenemos que recurrir a animales más pesados o potentes.
¿Trabajamos regadíos o secanos? Si trabajamos regadíos necesitaremos animales de mayor potencia o prestancia, aunque también podremos alimentarlos con mejores productos más fácilmente.
¿Vivimos en zona de montaña o necesitamos hacer transportes a lomo por estas zonas? Entonces la opción más clara será la de burros, mulos romos o razas de caballos pequeños

De si los vamos a querer reproducir.
Si vamos a querer que nuestros animales se reproduzcan, obviamente, tenemos que optar por aquellos que pueden hacerlo: caballos, burros y vacas.
Ya sabemos que las mulas no se reproducen, pero lo que si podemos es optar por tener caballos-yeguas y burros-burras para cruzarlos entre sí con el fin de obtener mulas.

Criterios individuales ¿Qué individuo escoger?

Los anteriores han sido criterios para optar entre una “especie” u otra de animal. Una vez ya tenemos claro cuál de ellas elegimos, tendremos (si es que podemos hacerlo) que escoger el individuo que más nos conviene.
Aquí los dos criterios básicos sobre los que “examinar” al animal aspirante a formar parte de nuestro equipo de trabajo son la conformación y el temperamento (o carácter)

¿Qué conformación buscamos para un animal de trabajo?
Más allá de modas; más allá de si me gusta tal o cual capa (color del pelaje), alzada, etc.; más allá de que si el animal que estamos observando responde en mayor o menor medida a un estándar racial o de si ganaría un concurso morfológico de tal o cual raza; lo que tenemos que mirar en un animal que va a servir para el trabajo es la correlación que exista entre conformación y aptitud. Es decir, la adaptación de la forma a la función.

Por lo tanto podemos tolerar ciertos defectos menores o ciertos desvíos de una conformación “ideal” (pues por otra parte muy raramente existen los animales de conformación perfecta) en aspectos no demasiado importantes. Pero respecto a aquellos que son vitales para un animal de trabajo, es importante que no presenten ningún defecto mayor.
¿Y cuáles son los aspectos que más tienen que captar nuestra atención y cómo evaluarlos?

Extremidades, aplomos y cascos
Puesto que el animal que buscamos va a trabajar bastantes horas en su vida, busquemos aquello que haga que su caminar sea lo más fácil, cómodo, económico y potente posible.
Las cuatro extremidades de un animal son, evidentemente, la parte de su cuerpo que sostiene su peso, contacta con el suelo y transmite su fuerza muscular para desplazarse. De ello se deduce que tienen que tener suficiente masa y densidad ósea para soportar el peso del cuerpo y de los esfuerzos de tracción que van a realizar y, a su vez, unos cascos anchos, capaces y sanos.
Pero además esto sirve de poco si los diferentes huesos y articulaciones de las extremidades no están alineados correctamente siguiendo los ejes y ángulos que más naturales y apropiados les son a los animales para que sus movimientos sean fáciles y económicos. O sea, lo que llamamos aplomos correctos.
Sin ánimo de ser exhaustivos, vamos a ayudarnos de los dibujos siguientes para “ir afinando nuestro criterio”. El dibujo de la izquierda en cada una de las series nos muestra la conformación “ideal”, mientras que los otros nos enseñan desviaciones más o menos graves (algunas de ellas inhabilitantes) respecto del óptimo.

Vista trasera de los posteriores:
Vista lateral de los posteriores:


Vista frontal del pecho y aplomo de los miembros anteriores:



Vista lateral de los miembros anteriores:



Huellas y recorrido en vuelo que llevan las extremidades al caminar:

Eje casco-cuartilla con el recorrido (en punteado) que hace el vuelo de la zancada:



Inclinación de los hombros
El conjunto óseo-artícular que forman la escápula con el húmero (lo que llamamos hombros)….
actúa como resorte amortiguador del peso del animal y su impacto sobre el suelo. Por ello en los animales de galope o de trote interesa que los hombros tengan mayor inclinación, pues con ello tienen mayor-mejor amortiguación. Pero en los animales de trabajo, que normalmente se desplazan al paso, debemos buscar preferentemente hombros más rectos, pues así el acople del collerón de trabajo y el ángulo con el que tira de la herramienta o útil con el que esté trabajndo el animal es más correcto. El siguiente dibujo nos ayudará a entenderlo mejor:


A ello también ayuda que el collerón con el que trabajemos tenga ajustable en altura el punto de enganche del tiro, con lo que podemos ayudarnos a corregir el ángulo de tiro subiendo o bajando (como tendríamos que hacer en el caso del caballo dibujado a la derecha) el enganche. Tengamos en cuenta que el punto ideal de enganche se situa a 1/3 del largo de los hombros si miramos desde abajo, o los 2/3 si contamos desde arriba.

Otros aspectos a buscar en animales de tiro (sobretodo para los que van a desarrollar trabajo de potencia) son:
-Que sean relativamente cortos, es decir, con lomos que no pequen de largos, y que estén tensos y proporcionadamente llenos y amplios. Los animales “cortos” desarrollan potencia, los “largos” velocidad.
- Que tengan un pecho ancho, buena anchura entre sus extremidades anteriores (sin ser excesiva, lo que podría llevar a problemas de aplomos)
-Que tengan una caja torácica lo más redonda posible (o, al menos, no estrecha), lo que proporciona mayor capacidad pulmonar.

EL TEMPERAMENTO O CARÁCTER DEL ANIMAL DE TRABAJO

Este es el otro criterio fundamental que tenemos que evaluar a la hora de elegir nuestro animal. Tengamos en cuenta que va a ser compañero de trabajo durante muchos días, por lo que defectos importantes de carácter o temperamento van a influir mucho en la relación que mantengamos, en el gusto con el que colaboremos en el trabajo, en la propia calidad de éste, etc…
Sobre el carácter de un animal influyen, casi por igual, la herencia genética que tenga y la educación que haya recibido o la relación que haya mantenido con los humanos desde su nacimiento. A continuación nos detendremos algo en estos dos aspectos fundamentales.
Digamos antes que el carácter ideal que buscamos tiene:
-Una actitud curiosa ante la vida. Que tenga ganas de aprender. Que sea dispuesto, voluntarioso y corajoso frente al trabajo (siempre que el trabajo que le pidamos sea proporcionado a sus posibilidades, edad, estado de doma, etc.)
- Una relación de familiaridad- proximidad con los humanos: los tolera, los acepta, los reclama, etc., pero, al mismo tiempo, sin ser un animal de compañía, es decir, que respeta vuestro espacio vital, no invade, no atropella.

Algunos puntos útiles para apreciar su carácter cuando nos acercamos a él:


Rechazar al animal que ataca a los humanos
Aspectos favorables
Aspectos desfavorables
Está atento
Permanece indiferente
Viene hacia nosotros
Se muestra apático
Se mantiene en calma
Huye
Se deja acariciar
Baja las orejas, muerde, cocea.




Algunas manipulaciones que nos dan una idea de cómo ha estado educado o de su nivel de instrucción:

Acción
Aspectos favorables
Aspectos desfavorables
Ponerle la cabezada
La acepta y mejor si acude.
La evita y huye
Atarlo
Se queda tranquilo
Tira violentamente
Abrirle la boca
Se deja hacer
Levanta la cabeza con brusquedad
Levantarle los pies
Obedece y los deja
No responde, manotea o cocea.

Pero además, un animal puede ser muy tranquilo mientras está en el prado o el paddock, pero rebelarse en el momento en que le pidamos el más mínimo esfuerzo. Por ello es necesario también probarlo al ponerle los arreos, al manejarlo con las riendas y al pedirle que trabaje.


La edad del animal en el momento de la compra.

El principal criterio que tendremos respecto a la edad del animal que queremos comprar viene condicionado por la experiencia que tengamos en el manejo de los animales. Por ejemplo:
-Si tenemos poca experiencia o debutamos en el manejo de animales de trabajo, mejor buscaremos un animal ya “hecho” (por encima de los cinco años de vida ya se considera a un animal como adulto, pero buscaremos preferiblemente que tenga más de los diez) y que haya estado en buenas manos, a ser posible por alguna persona de nuestra confianza o conocida. Con ello buscamos una cierta “seguridad” para nosotros confiando que seremos capaces de ofrecerle una cierta “continuidad” al animal.
-Si tenemos ya experiencia en el trato y en el trabajo, podremos buscar un animal joven, que nos resultará más barato a la compra y que podremos “hacer” a nuestra mano.

Todo ello teniendo en cuenta varios aspectos importantes:
-El crecimiento y el desarrollo físico y psicológico de un équido no se ha completado antes de los cinco años de edad.
-Podremos empezar a hacer “trabajillos” con nuestro animal desde, prácticamente, los dos años de edad, siempre de una manera muy proporcionada, pedagógica y progresiva, tanto en horas de trabajo como en complejidad o exigencia del mismo. Si forzamos demasiado pronto podemos encontrarnos con problemas físicos (óseos o articulares) o psicológicos (rehuses, resabios, …)
-Durante toda la vida de un animal (¡y de la nuestra!) tiene-tenemos capacidad (y en cierta forma necesidad) de seguir aprendiendo cosas nuevas. Se trata de tener muy claro adónde queremos llegar, de dónde partimos y cómo vamos a hacerlo. Posiblemente ahí reside la maestría de la persona “que tiene mano con los animales”.

A caballo joven, cochero viejo. A a caballo viejo, cochero joven”.

¿Escoger un macho o una hembra?

Una vez más, la elección del sexo del animal que buscamos, depende en gran parte de nuestra experiencia y de nuestros intereses. Desde el punto de vista del comportamiento:
1.-Normalmente (aunque siempre nos podemos encontrar de todo…) se suele considerar que los animales de carácter más estable y tranquilo serían los machos castrados. Pueden ser por lo tanto interesantes también para personas que tengan poca experiencia o que quieran tener pocos “quebraderos de cabeza” con ellos. Por ejemplo porque trabajen con varios animales enganchados juntos, porque pasen con frecuencia por zonas donde haya animales en celo, porque no quieren estar pendientes de si el caballo se les escapa con frecuencia del prado para irse a la casa del vecino buscando las yeguas, etc. Evidentemente su desventaja es que no vamos a poder hacer que se reproduzcan. Ahora bien, si optamos por castrar (evidentemente llamando al veterinario) un potro o un burro debemos saber al menos un par de cosas:
-recordemos que gran parte del comportamiento de los animales no es solamente genética sino educación. Aunque luego me extenderé sobre ello cuando hable de los machos enteros, que quede claro que la castración de un animal no es la panacea de todos los males, y mucho menos si además lo hacemos cuando el animal ya es adulto.
-no interesa castrar a los potrillos o borriquillos muy jóvenes, pues su desarrollo físico-corporal podría verse comprometido, ni tampoco cuando son adultos, como hemos visto antes. Idealmente entre el año y medio y los dos años y medio y preferiblemente hacia el invierno cuando no hayan muchas moscas o insectos revoloteando.
-los mulos conviene siempre castrarlos pues, dado que no se pueden reproducir, al hacerlo los volvemos más tranquilos y manejables.

2.-Las hembras suelen ser animales bastante estables y tranquilas, lo que permite tener varias juntas, trabajar con varias de ellas acopladas, etc. Eso sí, seguramente durante la primavera tendrán algunos días (que coinciden con los celos) durante los cuales estarán más intranquilas, inquietas o despistadas.
La ventaja es que podemos utilizarlas para la reproducción. Sobre este asunto alguna observación:
-La preñez de las yeguas dura algo más de 11 meses, mientras que la de la burra sobre los 12.
-No hay ningún problema, e incluso es altamente aconsejable, que las futuras madres trabajen hasta un par de meses antes del parto. Evidentemente conforme avanza la gestación les pediremos trabajos más ligeros y en los últimos meses no las engancharemos a timones, varales o cadenas que constriñan la zona abdominal o puedan suponer algún contratiempo al feto.
-Tras el parto conviene dejarlas tranquilas con la cría durante, al menos, un mes. Pasado este mes, podemos ir, poco a poco, pidiéndoles de nuevo que vayan trabajando de manera progresiva, idealmente, con el potrillo o borriquillo cerca de ellas. Esto tiene dos ventajas principales: tanto las madres como las crías van a estar más tranquilas si se tienen mutuamente a la vista y, además, las crías van a aprender por “impronta natural” que no hay nada que temer ni de los humanos, ni de las herramientas o aperos, ni del trabajo. La “impronta natural” la podemos explicar psicológicamente así: las crías aprenden su relación con el mundo circundante leyendo constantemente a través del lenguaje corporal de sus madres, de manera que aquellas situaciones que para las progenitoras no supongan ningún tipo de estrés y que vivan con normalidad, las crías las van a vivir en adelante sin estrés y con normalidad. En cierta forma, a través de las madres estamos educando ya a potrillos, muletos o borriquillos.

3.-Los animales enteros y sementales están considerados como los animales más excitables, nerviosos o complicados de manejar. Fama en parte justificada (las hormonas actúan de manera “potente” en estos animales), parte incorrecta (pues el manejo y la educación tienen una importancia decisiva en ello) En cualquier caso necesitamos más experiencia en el trato con estos animales para utilizarlos con plenas garantías y seguridad.
Si contamos con la dosis correcta de experiencia de nuestra parte y animales equilibrados y bien educados por la otra, el trabajo con animales enteros o sementales transmite siempre una sensación de potencia, de solvencia, de energía contenida.
Personalmente yo he tenido o trabajado con varios machos enteros, y entre ellos he tenido algunos de los mejores compañeros de trabajo.

¿Dónde encontrar el animal que busco?
Cómo hemos dicho antes:

Para las personas que tengan poca experiencia en el manejo y el trabajo con animales, lo ideal sería encontrar alguno que ya esté trabajado (preferiblemente por manos expertas) y por lo tanto acostumbrado a la relación con los humanos y al trabajo físico que estos le piden. Ideal sería el caso de que lo encontráramos en casa de algún horticultor o agricultor (y mejor aún si es de confianza o si le vemos trabajar) que quiera renovar algún animal. Ahora bien: tenemos que preguntarle la razón por la que quiere venderlo y cuál es la edad del animal.
Está claro que este caso se produce sólo de manera muy ocasional, pues la persona que tiene un animal con el que está a gusto, difícilmente quiere venderlo a no ser porque tiene algún problema con él o es de edad avanzada y quiere iniciar a un animal más joven en el trabajo.

Para las personas que tienen experiencia en el manejo y la doma de animales, parece mejor opción el buscar, con tiempo, un animal joven (mejor si tenemos garantías de sus padres y confianza en la persona que lo ha criado) para ir enseñándolo y haciéndolo, desde el principio, “a nuestra mano”. Para ello es ideal recurrir a algún criador del tipo de animal que buscamos e ir a visitarlo para ver cómo cría y tiene a los animales y qué criterios de selección sigue. Todavía mejor si esta persona engancha a o trabaja con las madres de las crías que vende.
Por este sistema, podremos conseguir el animal a un precio muy interesante, con muchas garantías y educárnoslo a nuestra manera.
¡Ojo! ¡Cuando digo a un precio muy interesante no quiero decir que sea regalado! La persona que cría y selecciona de manera adecuada espera recuperar el costo de haber criado un animal: 11 ó 12 meses de preñez de la madre, más algunos gastos veterinarios, los de alimentación, educación (en su caso) y el criar al animal hasta la edad en que nosotros vayamos a por él. Todo esto suma más de lo que pudiera parecer, pero, en mi opinión, casi siempre será una inversión más que rentable amortizada con creces a lo largo de toda una vida activa del animal (por encima de los 20 años)
Otras opciones (aunque bastante menos seguras) son:
-El recurrir a algún tratante de animales que nos inspire confianza. El problema aquí suele ser que la mayoría de ellos (si descubren que tenemos poca experiencia en el trato con animales) nos vendería a Rocinante como si fuera Bucéfalo y a precio de oro. Por lo tanto mejor hacernos acompañar de alguna persona experta.
-El acudir a alguna feria de animales. Suelen ser lugares de riesgo, aunque también es verdad que se pueden encontrar animales interesantes a precios buenos (pues normalmente se venden para la carne) El mismo consejo de hacernos acompañar por algún experto, pues el ambiente de la feria y la insistencia de los vendedores y charlatanes, es capaz de nublar el entendimiento del más “plantao”.
-El descubrir una oferta a través de internet. En estos casos, el no fiarnos de las fotos que aparezcan, el no enviar ninguna paga y señal y el acudir personalmente a ver el animal en cuestión, serán las precauciones mínimas que tendremos que tomar.

Normativas legales

Si queremos tener animales y nunca hasta ahora los habíamos tenido, tenemos que saber que existe toda una normativa legal a cumplir, por un lado por cada uno de los animales que vayamos a tener y por otro por el lugar dónde los tengamos. Conviene informarse pues en la Oficina Comarcal de Extensión Agraria (dependiendo de donde vivamos puede variar algo el nombre, pero en cualquier caso es el centro oficial dependiente de cada Comunidad Autónoma donde se tramita todo lo referente a temas agrícolas y ganaderos)
Lo que nos van a pedir es lo siguiente:
-Actualmente en Europa todo équido ha de estar identificado y provisto de un microchip. La identificación consta en un documento propio para cada animal y que debe acompañarlo siempre en cualquier desplazamiento, siendo por lo tanto ilegal el vender o transportar un animal que no vaya identificado (con su propia cartilla donde figuran datos como la reseña del animal, propietario, etc) y con microchip.
Si vamos a comprar un animal, verifiquemos pues que tenga su documentación y que esta corresponda con el animal en cuestión.
-Además el lugar dónde queramos tenerlo tiene que tener un código, que según zonas se llama de explotación (¡aunque esperemos que no explote nada!) ganadera, o REGA, o…Para poder registrar el lugar dónque queremos tener nuestro animal y obtener así nuestro código, la oficina comarcal de extensión agraria nos va a pedir datos como la conformidad del ayuntamiento de la localidad para que podamos tener allí animales, una memoria de un veterinario como que el lugar cumple con ciertas aptitudes para tener animales y que además cumplimos con ciertas medidas sanitarias o profilácticas, etc.
Con un poco de paciencia y a base de ir pagando tasas aquí y acullá, podremos conseguir nuestro código con cierta facilidad.

Para trasladar un animal de un sitio a otro (no de la cuadra al campo o del campo a la cuadra, sino fuera de la “explotación”), tendremos que ir a la oficina comarcal con nuestro código ganadero, la documentación del propio animal y la matrícula del vehículo que lo va a trasladar. Con ello, y con el dato de adonde queremos trasladarlo, nos harán una “Guía de transporte” que nos permite el traslado y que habrá que presentar en la oficina comarcal del lugar de destino para que puedan acreditar de dónde viene el animal.

¿Cómo alimentar a nuestro animal?

El tema de cómo encarar la alimentación de los animales puede convertirse en un auténtico dilema o dolor de cabeza para aquellos que no tienen la costumbre de convivir con ellos. ¿Estaré dándoles suficiente de comer? ¿Puede comer de esto o de aquello? ¿Cuántas veces tengo que darle? ¿Puede comer de la hierba que hay en la finca? ¿Qué y cuánto tengo que comprar?... y otras mil preguntas nos asaltan con frecuencia cuando nos planteamos este tema.
Como en todo: siendo un tema este de la máxima importancia, no nos agobiemos por ello, utilicemos nuestro sentido común (el menos común de los sentidos a veces), dejémonos aconsejar por personas con experiencia y…..esperemos que la información que viene a continuación, nos ayude a clarificar en algo nuestros criterios.
Las particularidades de la digestión de nuestros animales de trabajo y sus consecuencias prácticas.
1.-Équidos y bovinos son animales herbívoros, no granívoros, ni carnívoros ni carroñeros, por lo que su sistema digestivo está diseñado para aprovechar alimentos poco concentrados (hierba y forrajes), en grandes volúmenes pero consumidos a lo largo de muchas horas al día, mientras camina y pastorea, y además en grupos o rebaños (Son animales gregarios). Cualquier práctica alimentaria y de vida que se aleje mucho de esta manera de alimentarse y de vivir acabará trayéndonos problemas digestivos e incluso de comportamiento.
Consecuencias:
-El alimentarlos a base de hierba y forraje no va a causarles ningún problema de salud, a no ser que el forraje esté fermentado (enmohecido) o haya alguna hierba venenosa en el prado.
- El alimentarlos con alimentos muy concentrados, en pocas veces al día y teniéndolos encuadrados o en un box, supone comprar bastantes papeletas para que nos toque el premio de algún problema digestivo. Recientemente un amigo veterinario me ha confirmado lo que ya intuía con la práctica: con frecuencia es requerido para hacer una endoscopia a animales con trastornos digestivos, encuadrados y alimentados con concentrados. Cuando confirma que tiene una úlcera gástrica, la mayoría de los propietarios se enfadan cuando tan sólo prescribe que suelten al animal en el prado o el patio y no el medicamento de moda.
Así que ya sabemos que una úlcera gástrica se puede curar simplemente soltando al animal en un prado o patio, lo mismo que los vicios de cuadra (aerofagia, tiro, morder el pesebre, etc.), y que, además, la presencia cercana de otros congéneres ayuda también a ello y a que sean animales con una psicología social más normalizada.

En los équidos, el tránsito alimenticio es muy largo, de hasta 72 horas, y el volumen del estómago es muy pequeño en relación al volumen total del tubo digestivo. Sólo los alimentos que se quedan mucho tiempo en el estómago e intestino delgado son eficazmente digeridos.

Algunas consecuencias prácticas que nos permitirán optimizar su alimentación serán:
Cuando el animal lo tenemos estabulado y en periodo de trabajo:
-Darle tiempo y tranquilidad durante sus comidas. Si tiene un congénere dominante o agresivo cerca, atarlos o estabularlos por separado.
-Que las ¾ partes de cada comida sean de forraje grosero como heno, paja, salvado,…Así come más lentamente y ayuda a evitar el aburrimiento.
-Verificar el buen estado de su dentadura. A ello ayuda el consumo de forrajes y el que tenga su comida a la altura del suelo y no siempre en pesebre elevado.
-Fraccionar la ración diaria, y sobre todo los concentrados, en diferentes comidas, preferiblemente al menos tres.
-Dar los concentrados después del forraje y también después del agua si es que no dispone de ella a voluntad y se la damos en cubos.
-Evitar el exceso de almidón y, por tanto, de grandes cantidades de cereales a la vez.
-Introducir o retirar alimentos nuevos de una manera progresiva en varios días.


¿Qué alimentos escoger?

Priorizaremos los alimentos de origen natural y, a ser posible, de la propia finca o cercanos y conocidos. Durante siglos el heno de prado, forraje de alfalfa, paja, grano de cereales (principalmente cebada y avena) y, en algunas zonas, las algarrobas (fruto del árbol mediterráneo llamado algarrobo y no la semilla de una leguminosa anual que en zonas de Castilla se llama así también) han bastado para la alimentación de los animales de trabajo.
Hortalizas o frutas no vendidas podemos añadirlas a la ración base, si no están enmohecidas, y si son distribuidas progresivamente y en varias veces. Descartar patatas o feculentas por su riqueza en almidón.

Vamos primero con algunas definiciones que nos ayuden a utilizar un lenguaje común con el que sepamos a qué nos referimos:
-La ración es el conjunto de alimentos de que dispone el animal a lo largo de todo un día, mientras que llamaremos comida a cada una de las fracciones de dicha ración que le damos en ciertos momentos del día.
-Materia seca (MS): es la forma de expresar la parte sólida que queda tras eliminar el agua de los alimentos. Tengamos en cuenta que los alimentos que van a consumir nuestros animales van a variar mucho en su contenido en humedad, desde un 90% para la hierba fresca a un 12-14% para los forrajes secos o los granos. Por lo tanto es evidente que no damos la misma cantidad de nutrientes a un animal si le damos 10 kg. de una cosa o de otra. Por ello comparamos los alimentos entre sí en relación a la M.S. distribuida.
-Peso vivo (PV) de los animales, pues es evidente que, de cara a las necesidades alimentarias de un animal, no es lo mismo que suministremos los mismos 10 Kg. de hierba a un burro de 200 Kg. de peso vivo, que a un caballo de tiro de 800 Kg. A uno le sobrará y al otro le puede faltar.

Necesidades diarias
Tenemos que distinguir entre las necesidades diarias que tendrán los animales según sea su especie y, dentro de ella, si el animal está en periodo de trabajo, sin trabajar, hembra preñada o lactante, potro en lactación o en crecimiento y si vive a la intemperie en invierno o está estabulado.
Por ejemplo:
-Los burros, por algunas diferencias de fisiología digestiva, aprovechan mejor los forrajes. Podemos decir que recuperan más energía de un forraje que un poni de su mismo peso. Por lo tanto, las aportaciones alimentarias para los burros serán inferiores en un 25% a las que voy a dar para caballos en las tablas siguientes.
-Un animal adulto “ocioso” (fuera de temporada de trabajo) necesita lo que llamaremos una ración de mantenimiento que es la que permite cubrir sus necesidades nutritivas de base. Esta ración es aproximadamente de 1’3 Kg. de materia seca (MS) (en forma de un heno o forraje de cierta calidad) por cada 100 Kg de peso vivo (PV) al día. (Por lo tanto un caballito de 300 Kg. de PV serían 3’9 Kg, un caballo de 800 Kg de PV necesitaría 10’4 Kg. y un burro de 300 Kg el 25% menos que el caballito de su mismo peso). Con estos Kg. de un buen forraje y agua y sal a libre disposición, bastará para mantener su metabolismo basal en situación de reposo, salvo si, por ejemplo, vive al exterior durante un invierno bastante frío, en que tendremos que suplementar su ración para que su metabolismo compense la energía que necesita para mantenerse caliente. Evidentemente en este caso ayuda mucho el que los animales tengan un retiro o cobertizo que los proteja de la lluvia, nieve o vientos helados.
Siguiendo con el ejemplo anterior:

Tipo de alimento
Burro de 300 kg. de PV.
Caballo de 800 Kg. de PV.
Heno de prado-forraje seco de calidad equivalente

3 Kg.
13 Kg.
Complemento mineral
Trazas
50 gr.
Bloque de sal y agua a libre disposición
Si
SI

-A un animal adulto en trabajo, tendremos que suministrarle la ración dependiendo del tipo de trabajo que realice. Si hace un trabajo intenso necesita hasta 2’3 kg de MS por cada 100 kg de PV al día, y una parte de ellos en forma de concentrados energéticos, normalmente en forma de grano de cereales, algarrobas, etc.

Vamos a considerar el trabajo ligero como el que desarrolla, dentro de su capacidad, durante 2-3 h. al día. Medio sería el que desempeña durante 4-5 horas diarias y pesado cuando trabaja entre 6-8 horas. Ahora bien, también podemos considerar trabajo pesado el que, aunque sólo desempeñe durante 4-5 horas, consista en labrar una tierra pesada, arrastre de troncos, etc.


Caballo en trabajo ligero
Caballo en trabajo medio
Caballo en trabajo pesado
Burro de 300 Kg
Paja de cereal
3 Kg.
6 Kg.
8’5 Kg
3 Kg.
Heno o forraje
10 kg.
7 Kg.
4 Kg.
1 Kg.
Cebada en grano
2’5 Kg.

3’5 Kg.

4’5 Kg.
1 Kg.
Avena en grano

1 Kg.

1’5 Kg.

2 Kg.

Complemento mineral

50 gr.

100 gr.

200 gr.

Bloque de sal y agua a voluntad
Si
Si
Si
Si

-Los potros jóvenes y las yeguas en lactación tienen necesidades nutricionales algo diferentes. Los unos por su etapa de fuerte crecimiento físico y las otras porque la producción de leche materna es bastante exigente para el organismo de la madre. En ambos casos aumentan notablemente las necesidades de proteína en la ración diaria. Para estos dos grupos de animales podemos reservar pues el heno de leguminosas que hayamos hecho en la finca o podemos tener sembrada alguna parcela de alfalfa o trébol para ir dándoles en verde. Además suplementar la ración con una parte algo más elevada (bastante más en el caso de yeguas en los primeros meses de lactación) de grano. Con ello será suficiente en la inmensa mayoría de los casos, con lo que podremos evitarnos el recurrir a alimentos como turtós de soja o de linaza (lo que queda tras extraer el aceite a ambos granos) que son muy concentrados en proteína, pero más caros o difíciles de conseguir.
No obstante, en el caso de los potros jóvenes tenemos que ser precavidos y no “querer hacerlos crecer a toda prisa”, pues un desarrollo demasiado rápido o prematuro puede crearles problemas de aplomos por el crecimiento tan acelerado de las articulaciones. Una vez más, lo que para el carnicero puede ser interesante, para el que cría para el trabajo puede convertirse en problema.

-A las futuras madres podemos alimentarlas como si no lo estuvieran durante los primeros meses de la gestación, aumentando algo la cantidad de concentrado y de proteína (con henos o forrajes de leguminosas por ejemplo) a partir de la mitad de la misma.


Algunos consejos finales sobre alimentación

-La sal y el agua son los “alimentos” más baratos. Asegurarse de que disponen de ellos a voluntad y en cantidad y calidad.
-En invierno, el que dispongan del agua de bebida templada, estimula su consumo, y si los animales tienen un refugio o cuadra donde protegerse, su consumo metabólico baja mucho.
-Suministrar los granos o bien aplastados (ni en forma de harina ni enteros, pues muchos no los digieren), o bien puestos a remojo y pre-germinados.
-Las algarrobas, aunque se recogen por septiembre, no deben ser suministradas a los animales hasta que no haya pasado Navidad. De lo contrario pueden producir problemas digestivos serios. Además son convenientes para los animales de trabajo, pero no para las yeguas lactantes, pues son astringentes y reducen la cantidad de leche.



¿Cómo saber si nuestro animal está bien alimentado?

Toda esta parte teórica acerca de la alimentación se complica, al menos, por un par de aspectos:
-¿Si nuestro animal pasta al exterior cómo sabemos si estamos alimentándolo bien?
-¡Pero si mi animal está siempre pidiéndome más, siempre está a punto para seguir comiendo! ¿Eso es que necesita más cantidad de comida? Tengamos en cuenta que muchos animales (sobretodo caballos) son “glotones compulsivos”, se pasarían el día entero comiendo si pudieran hacerlo, aunque normalmente no “necesiten” nutricionalmente el hacerlo.

Así pues tendremos que ir desarrollando nuestro “ojo ganadero”, o sea, habilidad para evaluar la salud y el estado de alimentación de nuestro animal con sólo mirarlo, verlo cómo se mueve o como trabaja, etc. Pero esto hay que desarrollarlo con el tiempo y es, en parte, relativamente subjetivo.
Por ello existe un método de apreciación del estado corporal para evaluar la eficiencia de la ración distribuida a los animales. Consiste en la palpación de la grasa subcutánea en ciertas partes del cuerpo. Si damos una nota entre 1 (inexistencia de grasa) y 5 (abundancia), evaluamos de una forma medianamente objetiva el estado alimentario del animal.

Parte del cuerpo
Nota 1
2
Nota 3
4
Nota 5
La cruz
Muy marcada
>>>>>
Poco marcada
>>>>>
Recubierta
Linea de la columna

Muy aparente

>>>>>

Poco aparente

>>>>>
Recubierta
Grupa
Angulosa
>>>>>
Redondeada
>>>>>
Rellena, doble
Tras los hombros

Liso, vacío

>>>>>

Plano

>>>>>
Relleno, abombado
Costillas
Aparentes
>>>>>
Invisibles
>>>>>
Abombadas

La nota ideal para un animal de trabajo es el 3. Obviamente los dos extremos (1y 5) son desaconsejables, pero en cualquier caso hay que desconfiar más de los animales excesivamente gordos que de los delgados, pues fácilmente pueden desarrollar o tener enfermedades metabólicas como la infosura o laminitis.

Un proverbio árabe dice: “Los peores enemigos del caballo son la grasa y el aburrimiento”
.
¿Cómo cuidar de la salud de nuestro animal?
Los animales que utilizamos para trabajar con ellos son, en principio, animales relativamente rústicos y resistentes. Si además estamos atentos y tenemos las nociones básicas de alimentación y manejo, vamos a conseguir prevenir al máximo las posibles enfermedades y accidentes.
Vamos por partes:
1.-Cuidando las pautas de alimentación, según lo que ya hemos tratado en el capítulo correspondiente, vamos a conseguir prevenir graves problemas y disgustos.
2.-Sobre los cuidados relativos al manejo podemos tener en cuenta:
-Ofrecerle al animal un marco de vida que tenga en cuenta sus necesidades.
-Pedirle también unos esfuerzos físicos acordes a su condición, grado de entrenamiento, fuerza, etc.
-Equiparlo con guarniciones adaptadas a su talla y de buenos materiales.
-Engancharlo a herramientas, aperos o vehículos apropiados.
-Prestar atención al estado de cercados, vallas, alojamientos, pesebres, etc.
-Prestar regularmente cuidado a cascos o pezuñas.


Pero, ¿cómo podemos evaluar el estado de salud de nuestros animales?

Una de las sensibilidades que acabaremos desarrollando si compartimos tiempo y vivencias con los animales es lo que podemos llamar el “ojo ganadero”. O sea, la capacidad de darnos cuenta enseguida, con un solo vistazo, de que algo no anda bien en la salud de un animal o en el ánimo de la manada o rebaño.
A ello contribuye a que veamos ciertos síntomas en el aspecto general o físico del animal, como también, quizás aún más importantes, algunas actitudes o comportamientos.
Está claro que si vemos a un animal enflaquecido, con el pelo mate, apagado o estropajoso, si lo vemos cojear o con alguna herida o llaga, enseguida nos damos cuenta de que “algo no funciona bien”.
En cambio si lo vemos con el pelo brillante, con andares sueltos, con apetito y activo, enseguida nos damos cuenta de que “todo va bien”
Respecto a las actitudes o comportamientos de los animales, hemos de tener en cuenta que si lo vemos apático, sin curiosidad, que rehúsa comer, con la cabeza y el cuello gachos, revolcándose en el suelo con ruidos abdominales o con posturas físicas extrañas, o que se aísla del resto de animales, nos está dando igualmente una información muy valiosa de que algo ocurre.
Por el contrario una actitud despierta, curiosa y activa, con ganas de jugar, comer o retozar, nos dice que no hay problemas.

Farmacia de base

Aunque ante problemas medianamente serios siempre conviene recurrir a un buen veterinario entendido en équidos, no está de más el tener unas nociones sobre curas o cuidados básicos. Por ejemplo:
Traumatismos:
Ante golpes, contusiones o traumatismos no punzantes o sangrantes uno de los remedios más sencillos y eficaces es la aplicación localizada de frío, bien a través de una ducha de agua, la aplicación local de hielo, etc.
Después podemos utilizar un gel llamado “Tensolvet” sobre los mismos, a la vez que administramos por vía oral (mezclado con el pienso) un granulado llamado “Danilón”.
Para los partidarios de las terapias alternativas, la homeopatía veterinaria ya ha hecho bastante camino y presenta propuestas muy interesantes. En el caso de los traumatismos, será aconsejable la administración de Árnica 30 CH una vez para mitigar los choques físicos y psíquicos. A continuación Árnica 5 a 7 CH o Árnica compost como curativo.
Como antiinflamatorio se puede utilizar el Ribes nigrum o Harpagophytum en Tintura Madre.
También una aplicación local de cataplasma de arcilla sola o con Tintura Madre de Árnica. Lo mismo para las rozaduras provocadas por las guarniciones.

Como anti-infeccioso:
En caso de fiebre recurrir al Acónito (temperatura a 41º) o Belladona (40º) o Ferrum phosphoricum (39º) en 15 CH.
En caso de herida a Pyrogenium 9 CH o también a los complejos homeopáticos Ohm 12 o Ohm 711 en curas de unos diez días.
En caso de heridas podemos ponerle arcilla en polvo sobre heridas supurantes, miel o desinfectar con una tisana a base de TM de Caléndula y de Equinácea.

Alguns altres tubs de glòbuls indispensables
- Apis mellifica: picades d’insectes però també edema calent, 9-15 CH.
- Aconit 30 CH: cop de calor.
- Lachesis: mossegades de serp però també potent antiinfecciós.
- Nux vomica: desordre alimentari, 9 CH.
Algunes tisanes
Tisana d’ortiga (brots): per posar-se en forma, compensar una baixada de tonus,
adaptar-se als canvis estacionals.
Decocció de dent de lleó (pixallits): per al drenatge i en cas de desordre alimentari.
Decocció de cua de cavall (Equisetum arvense): per a una remineralització.
Tractament vermífug
Un animal en bona salut també té parasitisme. El paràsit és inherent a l’herbívor. L’estat de
premunició és la capacitat de l’animal de gestionar per ell mateix el seu parasitisme, doncs el
seu equilibri interior.
Un animal afeblit patirà del parasitisme, la causa no n’és necessàriament el paràsit, també pot
ser un desajust de les defenses naturals. Les causes són variades: traumatisme, lloc en la
manada, procés de creixement, sobrepastura, dèficit alimentari… En aquest cas una
vermifugació química – com a remei a una malaltia – és necessària, però després cal ajudar
l’animal a recuperar el seu equilibri: mineralització, equilibri alimentari.
L’estat de premunició s’adquireix durant el creixement i en l’adaptació a la granja. A nivell de
la pastura, tan sols trenquen el cicle uns talls de com a mínim quatre mesos en els prats. Però
el pasturatge d’espècies diferents juntes, cadascuna amb els propis paràsits diferents, també és
eficaç.
Com ajudar l’animal a regularitzar la seva població parasitària?
Protocol general
Barreja vermífuga:
- ¾ TM d’all
- ¼ TM de tanarida
- Cina compost
12
, alguns mil·lilitres.
12
Preparat homeopàtic vermífug dels laboratoris Boiron. Veure www.boiron.es [NdT]. 22
Dia 0 (lluna plena): 50 ml de barreja vermífuga.
Dies 1 a 7: drenatge, per exemple amb pixallits.
Dia 7: 50 ml de barreja vermífuga.
En cas de necessitat, dels dies 8 a 18 fer una cura de tisana d’ortiga.
¿Herrar o no herrar? “That is the question”

El tema de herrar o no herrar los animales se ha convertido modernamente en todo un “campo de batalla” de escuelas filosóficas o corrientes de pensamiento que pueden despistar o desorientar a aquellos que se acercan por primera vez a este mundo de los animales y el trabajo. Por cierto todas ellas, como suele ocurrir, con sus razones poderosas y argumentos válidos.
En la línea de este manual y por mi experiencia vital, voy a proponer una línea de actuación sin entrar en demasiados debates de ideas, puesto que cada cual ya podrá tener o buscar las suyas propias y actuar en consecuencia.
Mi línea en este sentido es la siguiente: El herraje de los animales de trabajo es un mal necesario, al que no debemos de recurrir mientras no haga falta y que cuando sea necesario lo realice una persona de la máxima solvencia.
Vamos por partes:
Al decir que el herraje de los animales de trabajo es un mal necesario quiero decir:
-Es un mal porque el trabajo de herrar a nuestros animales lleva tiempo, dinero, material y saber hacer.
-Pero es necesario en la inmensa mayor parte de los animales que vayamos a dedicar a trabajar, pues la fricción del casco sobre el suelo o pavimento, va desgastando la córnea (la uña) o parte insensible del casco y exponiendo cada vez más la parte sensible del mismo a la presión del suelo, piedrecitas, asfalto, etc., lo que causa primero sensibilidad y finalmente cojera. Al menos en las extremidades anteriores (que soportan el 60% del peso del animal) de un animal que trabaje con regularidad, va a ser casi imprescindible el recurrir a proteger la parte sensible del casco con una tira de hierro doblada (herradura) o con botas de cuero de “quita y pon” (hipposandalias). En el caso de las extremidades posteriores puede no ser tan necesario dependiendo de las superficies por las que trabaje el animal o de la regularidad con lo que lo haga.

A este “mal necesario” no debemos recurrir mientras no haga falta. Por ejemplo:
-Los potros, muletos o borricos no se deben herrar (salvo el caso de un herraje ortopédico correctivo por algún problema de aplomo prescrito por veterinario y efectuado por herrador experto) al menos hasta los dos o tres años de edad. Lo que sí que se les debe hacer es educarlos a que “den las manos” (Levanten los pies cuando se lo pides) y recortarles o limarles (con criterio) el exceso de casco periódicamente para que no desarrollen problemas de aplomos por crecimientos desiguales del mismo. Además conviene que caminen bastante y sobre suelo duro para que desarrollen buena ranilla y se ensanchen y se fortalezcan casco y articulaciones.
-Si los animales no van a trabajar durante una temporada larga (yegua en los últimos meses de preñez y primeros de lactancia por ejemplo) se les puede dejar desherrados en el prado o patio, vigilando, eso sí, de vez en cuando los cascos y recortando si hiciera falta.

Pero también es verdad que ciertas críticas que los defensores del “barefoot” (escuela que defiende el no-herraje) hacen, están plenamente justificadas cuando ves determinados trabajos de algunos herradores. Por ello es por lo que digo que cuando sea necesario herrar, que lo haga una persona de la máxima confianza y solvencia técnica posibles. Algunos criterios importantes sobre el tema:
-Enseñar a los potros desde jóvenes a dar las manos para que el trabajo del herrador no se convierta en el de un “cowboy de rodeo” cuando que tenga que herrar las primeras veces.
-El intervalo entre herrajes no debe ser excesivo con la excusa de que es caro hacerlo y de que cuanto menos haya que hacerlo mejor. Cada dos meses-dos meses y medio es una buena orientación para que el crecimiento del casco (que no se ha desgastado al estar herrado) no afecte o falsee el aplomo de la extremidad. Tengamos en cuenta que herrar consiste en quitar la herradura vieja, recortar el casco que sobra porque no se ha desgastado de manera natural y volver a situar la herradura vieja (o una nueva si es que ya se ha desgastado demasiado) protegiendo la córnea del casco.

Realizado correctamente todo lo anterior, el herraje puede convertirse pues en el medio más económico y práctico de mantener la aptitud para el trabajo de los cascos de nuestro animal. Existe toda una praxis ya centenaria (por no decir milenaria) de herraje de los animales que vayan a trabajar. Pensemos que antes, incluso se herraban las vacas o bueyes que se dedicaban al trabajo. Hoy en día es cierto que se puede recurrir a botas (hipposandalias) para la misma función que las herraduras, aunque no por ello tenemos que ser menos cuidadosos a la hora de elegirlas, calzarlas, etc.

En algunos casos, además, el herraje se convierte (en buenas manos) en herramienta ortopédica necesaria, tanto curativa (como problemas de aplomos en ciertos potros), como paliativa (como en infosuras, defectos, artrosis, cuartos, heridas, etc.)

¿Dónde y cómo alojarlo?
Cierto es que la mayoría de los animales de trabajo son animales rústicos que podrían vivir al aire libre todo o gran parte del tiempo. Pero hay varias circunstancias que nos pueden aconsejar el que les tengamos reservado un lugar adecuado para alojarlos, al menos en determinados momentos. Pueden ser lo siguientes:

-Quiero tenerlos localizados y cerca de casa en el momento en que me hagan falta para trabajar y no tener que ir a buscarlos nosedonde cada vez que quiera hacerlo.
-Quiero recoger la mayor cantidad posible de excrementos para estercolar-fertilizar la tierra que trabajo.
-Quiero protegerlos del frío o la nieve durante el invierno (guardándolos por la tarde y soltándolos por la mañana) o del calor y los insectos durante el verano (recogiéndolos por la mañana y liberándolos por la tarde)
-Quiero tenerlos cerca del lugar donde almaceno el forraje y el grano para poder alimentarlos con facilidad o rapidez.
-No quiero que se me escapen a los campos o las cuadras del vecino ni a la carretera o vía férrea cercana.
-…

Por todo ello tenemos que pensar en tener un sistema bien diseñado o integrado formado por una cuadra, establo o refugio, paddocks o patios de paseo, cierres o vallas, campos de pastoreo, etc.

La cuadra, establo o abrigo

Para el diseño de esta parte importante de cualquier granja agrícola-ganadera vamos a fijarnos en tres factores: la comodidad para los animales, la comodidad para nosotros y la economía.
Pensando en los animales: en la mayoría de los casos lo que los animales necesitan es tan sólo un sitio seco, con buena aireación y que les abrigue del frío, la lluvia y el calor. Para esto hace falta muy poquito.
Otros aspectos que agradecen mucho:
- el tener acceso a un patio para paseo, tomar el sol y el aire.
-el tener defensa, independencia o espacio suficiente frente a otros congénes que sean agresivos o se acaben comiendo la comida de los demás.
-el tener vistas al exterior y a otros animales (aunque sean de otra especie) para evitar el aburrimiento.
Pensando en nosotros: como seguramente tenemos otras muchas cosas que hacer a lo largo del día, pensemos en la manera de ahorrarnos el máximo de esfuerzos o trabajos posibles en la atención a nuestros animales. Por ejemplo:
-disponiendo junto a la cuadra un almacén o cobertizo para guardar la comida de los animales
-previendo un sistema cómodo y rápido para la extracción del estiércol.
-reservando un lugar por si hay un animal de parto o enfermo.
-que sea un lugar cercano a la casa, que tenga un punto de agua, un acceso o camino practicable, etc.
Desde el punto de vista de la economía, cabe decir que los materiales con los que construyamos las cuadras o refugios no tienen que ser suntuosos ni caros. Pero si hay un factor muy importante: nuestras instalaciones tienen que ser seguras y dimensionadas al número y tipo de animales que tengamos.
Por ejemplo: Las vallas o separaciones tienen que resistir “la caricia de un animal grande que quiere rascarse o el empuje de dos animales que están disputando por la comida” sin que todo se desmonte a la primera de cambio con gran peligro para animales, instalaciones o personas. Tampoco podemos intentar meter un caballo de 800 Kg. de peso en una cuadra pensada para una burra. O poner contiguos a un semental y una hembra y pretender que a la mañana siguiente “no haya pasado nada y no haya nada roto”.

Algunas posibles instalaciones

Las caballerizas interiores con los animales atados frente al pesebre eran antiguamente el sistema predominante para tener los animales de trabajo. Sobre todo porque los animales trabajaban todos los días y bastantes horas cada jornada con lo que ya hacían “el ejercicio” necesario durante el trabajo. Además este sistema permite una muy práctica recogida del estiércol, pues este se acumula tras los animales y se recogía a diario. Además permite una correcta distribución de las raciones de comida, evitando que los animales más agresivos se coman la ración de los demás.
También permitía tener muchos animales adecuadamente instalados en poco espacio. En París llegaron a haber, con este sistema y a principios de siglo XX, cuadras de dos y tres pisos y 2000 caballos en el centro de la ciudad para el servicio de las compañías de ómnibus y tranvías.
Este sistema puede tener hoy en día aún su utilidad si los animales no se pasan las 24 horas del día atados y si tienen un patio de paseo junto a la cuadra.

El box o cuadra independiente es el sistema mayoritariamente adoptado hoy en día para el alojamiento. Al estar separados los animales no se molestan, se comen la ración que les toca y se pueden mover libremente aunque en un espacio pequeño. Por el contrario es un sistema que necesita de más espacio para alojar a los animales y trabajo de mantenimiento y extracción de estiércoles.

Los sistemas de estabulación libre o semilibre son aquellos en los que los animales viven permanentemente en prados, bosques o espacios abiertos y que, en todo caso, tienen un pequeño cobertizo o refugio para resguardarse o para comer algo que les suministre el cuidador. Es un sistema que necesita de poco trabajo y que resulta bastante aceptable para la salud de los animales. Por el contrario es poco práctico para los animales que trabajan con frecuencia y para aprovechar o recoger el estiércol.

Probablemente el sistema más adecuado para nosotros y para los animales es una combinación en diferente medida según posibilidades de los tres sistemas que he mencionado.

El punto de agua

Los animales necesitan tener acceso a un punto de agua de calidad y en cantidad, ya sea agua de la red, de algún manantial, pozo, río, etc. Periódicamente tenemos que asegurarnos que el agua tiene calidad suficiente y que los animales pueden acceder y beber la que necesiten.

Vallas y cercados
.
Si vamos a tener a los animales sueltos o disponemos de un patio de paseo para ellos, el que tengamos buenos cierres, vallas o cercados va a ser un elemento primordial para nuestra serenidad y para la seguridad de los animales.
Los dos sistemas más aconsejables serían la valla de postes y travesaños de madera o hierro y la cerca (o pastor) eléctrica. En cambio, con este tipo de animales conviene evitar el alambre de espino.
Las vallas de postes y travesaños si son sólidos, con las alturas adecuadas y sin elementos punzantes o cortantes hacia el interior, es un sistema fiable aunque caro y normalmente utilizado únicamente para los espacios permanentes de paseo alrededor de patios o cuadras.
El sistema de pastor o cerca eléctrica consiste en un pequeño dispositivo que provoca descargas a muy alto voltaje (pero con muy baja intensidad) muy desagradables en cuanto se toca un hilo o cinta que está conectado a él. Normalmente se emplea haciendo que el polo positivo discurra a través de la cinta mientras que como masa (o negativo) se emplea el suelo mismo. También se pueden poner dos hilos o cintas cada uno con su polaridad, con lo que el efecto se consigue cuando se tocan los dos hilos a la vez.
Para las cercas permanentes de patios de paseo o de prados fijos, conviene la utilización de un buen sistema de pastor eléctrico de dos o tres alturas sobre postes sólidos o sujetos a árboles.
Para las parcelas provisionales o móviles de pastoreo podemos utilizar unas más ligeras con una sola cinta (para los caballos mejor las cintas que no los hilos y mejor que sean de color blanco o amarillo, pues las reconocen más fácilmente) sobre trozos de varilla corrugada de 10-12 mm de grosor y 1’20 m de largo sobre las que sujetamos los aisladores.
Conviene “enseñar” a los animales una primera vez a respetar la cinta eléctrica acercándolos con cuidado para que la rocen. Una vez la hayan “probado” la respetan mucho.

Como fuente de alimentación eléctrica, si es posible, lo más práctico es el sistema que va conectado a la red de distribución eléctrica. Para sitios aislados o sin red, mejor utilizar los sistemas que llevan una pequeña placa solar que se encarga de recargar la pila eléctrica o aquellos otros que puedes llevarte a casa y conectarlos a la red para recargarlos.

Un tema interesante y necesario es el de las medidas necesarias para el mantenimiento de los pastos con medidas como:
-evitar el sobrepastoreo. Quizás convenga acotar a los animales superficies más pequeñas durante poco tiempo tras lo que las dejamos que la hierba se recupere evitándoles el acceso durante otro periodo.
-extender los montones de deyecciones de los animales periódicamente sobre la superficie de los prados, pues normalmente evitan comer la hierba que crece alrededor de una de sus “cagadas”.
-cuidar las zonas de mayor tránsito como son las entradas, alrededor de los bebederos y el perímetro interior de los cierres o vallados para que no lo erosionen o “descarnen” demasiado.
SELECCIÓN ORIENTADA A LA REPRODUCCIÓN DE ANIMALES DE TRABAJO

Como ya he comentado con anterioridad, gran parte del éxito de un proyecto que utilice la tracción animal está basado en la disponibilidad que tengamos de animales de trabajo con una buena conjunción de:
-Cualidades mentales como la confianza en las personas, la obediencia, la tranquilidad y el coraje o valentía.
-Cualidades de conformación, fisiología y aptitud física para lo que le vamos a pedir.

Todo ello condicionado por una parte a la genética del propio animal y por otra a influencias del medio como educación, alimentación y doma.
Como entre los aspectos genéticos la transmisión de las cualidades mentales es muy fuerte, la probabilidad de obtener animales con buena aptitud para el trabajo es más elevada cuanto mejores sean en este sentido los dos padres. Al revés también ocurre.
Por ello, a lo largo de la ya dilatada historia conjunta de convivencia-complicidad entre personas y animales, en las zonas o personas dedicadas a la cría y selección, fueron apareciendo líneas o linajes de animales más aptos para determinados trabajos. Estas líneas o linajes eran conocidos entre los profesionales, al igual que ocurría con las semillas o variedades vegetales que mejor iban en cada zona.
Si los animales pertenecen a alguna raza concreta que tenga su propio registro genealógico o “stud-book”, es más fácil seguir el linaje que nos interesa i que no se pierda su conocimiento para las generaciones futuras de aquellas personas que utilizan la tracción animal de manera profesional. Es una de las razones por las que es más fácil seguir un trabajo de selección “de sangre” dentro de los animales de una raza pura que entre animales mestizos o sin registro.
Así pues, aunque los animales registrados y pertenecientes a una raza pura puedan tener un precio inicial de compra algo superior, esto no suele ser un inconveniente grave, pues el precio de compra de un animal tan sólo representa una pequeña parte respecto al coste de mantenimiento sobre el total de la vida útil de un animal de trabajo.

Entre los híbridos, la influencia del carácter de los padres tampoco se debe descuidar, pues igualmente es un aspecto que tiene gran importancia en la calidad de los mulos o mulas que resultan del cruce. De hecho en las zonas de gran tradición de cría mulatera (por ejemplo en el Ariège francés), eran las mejores yeguas las que se dedicaban al burro garañón.
Además entre los híbridos también hay que tener en cuenta que es el tamaño de la madre el que condiciona sobremanera el de las crías. Por ello las mulas castellanas (hijos de yegua y burro) son de mayor tamaño y corpulencia que los mulos romos (que nacen de burra y caballo).



Reproducción y crianza
La gestación de la yegua dura sobre los 11 meses y algún día (unos 338 días) mientras que la de la burra es de 12 meses.
Pero en realidad las necesidades nutricionales de las madres tan sólo comienzan a incrementarse, y de manera gradual, a partir del séptimo mes de gestación. Por ello ya hemos comentado en otro capítulo, que no hay inconveniente en que las futuras madres trabajen (cada vez más moderadamente) hasta, por ejemplo, un par de meses antes del parto. Incluso la realización de un ejercicio físico proporcionado y adecuado es uno de los factores favorecedores de un buen alumbramiento.
Tras el nacimiento conviene dejar a madre y cría tranquilos un tiempo, tras el que de nuevo se puede poner en trabajo a las hembras si no se vuelven a cubrir.
Los potros, muletos o borriquillos se destetan sobre los seis meses de edad separándolos de sus madres y llevándolos a lugar aparte.
La venta de los mismos tras el destete cubrirá los gastos de mantenimiento de sus madres durante el año, y el único problema que podríamos tener, es el de compatibilizar el momento del parto y lactancia (y por lo tanto el obligado descanso de la madre durante dos o tres meses) con un momento (la primavera) en la que suele haber abundancia de trabajo en el campo.

También podemos mantener los animales durante más tiempo e incluso llegar a iniciarlos ya al enganche y trabajo, vendiéndolos hacia los tres o cuatro años de edad por un precio bastante superior aunque, obviamente, que nadie espere hacerse rico con ello, pues tras contar los gastos de inversión en cuidados, mantenimiento y educación de un animal durante un año de gestación y tres de crianza, difícilmente quedan grandes beneficios con su venta.




El Bosque Comestible

El Bosque Comestible en 2011